Presentación

Hasta ahora me habia dedicado a escribir sobre los conciertos a los que acudia. Alguna vez he sentido la necesidad de escribir, casi siempre sobre música, pero sin hacer referencia a ningun concierto, sino simplemente sobre lo que pienso o siento respecto a algunos temas y hoy me he dado cuenta de que lo que tenia que hacer era crear un nuevo blog para estas cuestiones.
Aqui iré dejando caer mis reflexiones, mas o menos serias - intentare que sean poco serias - sobre cualquier tema del que se me ocurra escribir, sea musical o no.

viernes, 25 de enero de 2013

Aqualung, my friend


Aqualung, my friend

Lo que da de sí leer “Jethro Tull y el faro de Aqualung”, el nuevo libro de Vicente Álvarez.

El libro de Vicente Alvarez. Recomendable para
cualquier fan de la banda.
Y para los que aún no lo son, también.
Todos tenemos nuestro pasado, ese al que nos aferramos "como gato panza arriba" cada vez que la nostalgia nos invade. Los días lluviosos es lo que traen. La nostalgia no tiene porque ser un sentimiento triste, muy al contrario creo que puede sacarnos de una sensación aburrimiento y hastío, y llevarnos de nuevo a momentos pasados que han sido felices y muy satisfactorios, aun cuando los actuales también lo sean, por lo general.
Así que esta mañana, no sé que me ha pasado. Esta mañana no he ido a trabajar, no podía levantarme de la cama, y aún no sé muy bien porque. Al final, he tenido que hacer uso de mi último día de vacaciones del pasado año, que atesoraba cual anillo de Gollum para disfrutarlo en algún momento de necesidad, y me he quedado un rato en la cama, bien tapadito, intentando no pensar demasiado.
Mi viejo vinilo de "Aqualung". Comprado el 1-9-1980.
Se trata de la versión  mutilada por los estúpidos censores
de nuestra pasada dictadura, sin el "Locomotive Breath".
Pero casi nunca aguanto demasiado en ese estado catatónico, y cuando mi cerebro se pone en marcha casi siempre viene acompañado de banda sonora. He empezado a considerar que posiblemente mejor que en la cama estaría en el sofá, tomando el primer café mañanero y poniendo a girar mi reciente adquisición: un plato giradiscos con el que estoy retomando el placer de escuchar muchos de mis viejos vinilos. Y con el café ha sonado un antiguo disco de clásica: Prokofiev, concierto para violín en Re Mayor, ¡¡¡ ahí es nada!!! Buen comienzo, violines, orquesta...sabor a café, sofá y manta, sin carretera. Pero casi de inmediato, con el café aun sin terminar, otros han tomado el relevo al ruso: la banda que lleva casi toda mi vida acompañándome y que en esta última semana ha llenado muchas de mis horas, gracias - o por culpa - de un regalo navideño de mis hijas, el fantástico libro "Jethro Tull y el faro de Aqualung" del escritor y periodista Vicente Álvarez (editada por Quarentena Ediciones).

Mi "Thick as a brick", con la auténtica portada
del periódico al completo.
Mi mente viaja al pasado: Contaba yo con catorce años cuando una mañana - ¿o fue una tarde? hasta ese extremo de exactitud no llega mi memoria - del 1 de septiembre de un ya lejano 1980, entré en una pequeña tienda de mi ciudad y, atraído por una portada más que curiosa, adquirí mi primer disco de los Jethro: Aqualung. No tenía ninguna referencia de esa banda, pero esa maravillosa portada, con el viejo mendigo haciéndonos a todos un corte de mangas, me hizo intuir que la música que ahí se escondía debía ser, cuando menos, especial. Con 14 años, y en aquellos inicios de los 80, gastar lo que costaba un disco y errar en el intento era todo un drama para mí, pero ese día estaba de suerte y, sin saberlo, aposté a caballo ganador, sin duda. Aún recuerdo mi sorpresa tras escuchar la primera canción, la que daba título al disco - Aqualung - y que pensé "no te has equivocado, Ramón, ya solo por esta canción ha merecido la pena el dinero que te has gastado". Al rato, después de la primera de una larga lista de audiciones de dicho disco, me di cuenta de que la inversión había sido de lo más acertada. Y tras muchos años, sigo pensando que no hay entidad bancaria que tenga narices de darme más rentabilidad que la que aquel día me dio el dinero invertido en esa obra de arte. Que además coincida que esa misma noche asistí, en la compañía de mi buen amigo Paco Clares, a mi primer concierto en directo de rock en una terraza de cine ya desaparecida de mi ciudad para ver a los míticos Dr. Feelgood, hace que ese día quedase grabado en mi memoria con tanta intensidad como si me hubiesen tatuado la fecha en la piel.
Un servidor con Mr. Martin Barre. Todo un referente
en la guitarra para la historia del rock. (30-7-2004 Lorca)
A partir de ese momento, ese joven inquieto que era yo en los 80, y totalmente contracorriente de los gustos y modas de esa nefasta década - en lo relativo a producción musical, me refiero - comencé a disfrutar con unos años de retraso, de esas obras maestras de los 70: "Thick as a brick", "Minstrel in the gallery", "Songs from the wood", "Heavy Horses", "A passion play". Mi historia hoy es sobre Jethro, pero no solo disfrute de ellos, sino de algunos grupos mas...contemporáneos a ellos, y de la misma factura de calidad: Genesis, Yes y King Crimson, por poner algunos ejemplos. Lo que me enseñaron, su sensibilidad, su virtuosismo y su amor por la música bien hecha "en el cuerpo lo llevo", y años más tarde, cuando descubrí el jazz en todo su esplendor, pensé en un primer momento que los olvidaría, pero jamás he podido, vuelvo siempre a ellos, y aprendo de nuevo, siento de nuevo y cada vez me convencen mas.
Una de mis fotos favoritas de Ian, en esa noche
tan especial. (30-07-2004, Lorca)
Esta semana, Vicente Álvarez, y su faro de Aqualung me han hecho soñar de nuevo, silbar incansablemente intentando seguir esa maravillosa flauta de Ian Anderson, seguir esos amalgamados ritmos que siempre sorprendían, y hasta sentarme al piano a ratos a acompañar a mis héroes - o intentarlo, porque no es nada fácil, os lo garantizo. Y me ha enseñado mucho sobre la historia de esta banda, sobre el significado de sus canciones - muchas de ellas con letras tan crípticas que nunca había llegado a entender muy bien - y sobre su líder  ese eterno viejo-joven llamado Ian Anderson, inteligente, socarrón, irreverente donde los haya, pero que a la vez siempre ha sido bastante consecuente, nada amante de las drogas y excesos a los que sus colegas rock-stars tanto se engancharon. Un tipo bastante serio y normal, que se transforma en los escenarios, y que ha escrito algunas de las canciones mas importantes de la música rock. Yo creía saber mucho sobre los Tull, pero el Sr. Alvarez me ha demostrado que todavía me queda por aprender.
Concierto de Lorca, 30-07-2004. Andy Giddings, Martin Barre
e Ian Anderson. Y yo...en primera fila viéndolos.
Hay que ver lo que he disfrutado estos días escuchado mi viejo vinilo del "Thick as a brick", ojeando mientras ese maravilloso periódico completo en el que los chicos de Anderson echaron el resto escribiendo todo un diario con noticias inventadas, a cual más cachonda e irreverente. He cantado a los bosques, a los caballos de tiro y a los ratones, me he sentido juglar y roquero, y he coreado con ellos aquello de que somos "demasiado viejos para el rock´n´roll, pero demasiado jóvenes para morir". En definitiva, he vuelto a disfrutar de la música con mayúsculas que un señor llamado Ian Anderson (y los casi 30 músicos que han ido pasando por su banda en los 44 años que llevan en danza) nos ha regalado desde que comenzó a cantar y tocar la guitarra y la flauta (y lo que le pongan por delante). Un señor al que los críticos musicales - no voy a decir que pienso de mucha de esa gente, que sin saber nada de música se han dedicado a “sentar cátedra” y pontificar sobre lo que desconocen - siempre han catalogado como viejo y pasado de moda, incluso en la época en la que compuso sus famosos "Aqualung" o "Thick as a brick", y eso que en ese momento tenia veintipocos años . ¡¡ Cuanto ignorante !!. Un señor que no ha dejado en ningún momento de hacer buena música y de mostrarla en directo, como hacen los músicos de verdad, en la carretera. He tenido la suerte enorme de verlos en concierto en cuatro ocasiones. La más especial: un concierto en la Fortaleza del Sol, en Lorca (Murcia). En esa ocasión, además, con la enorme fortuna de toparme con ellos en el mismo hotel donde yo me alojaba. Fotos en el hall del hotel con la mayoría de la banda, y el disfrute del concierto en primera fila, hacen que recuerde ese día como otro de los más especiales de mi vida musical.
Mi mujer, Carmen, en el hall del Hotel Amaltea (Lorca),
"departiendo" con Jonathan Noyce y Andy Giddings.
(30-07-2004, Lorca)
Pero reconozco que es tal la cantidad de música para escuchar - me refiero a la de calidad, porque a la otra no suelo prestarle mucha atención - que a veces pasan meses sin que ponga algo de los Jethro. Pero cuando me vuelve a dar por ellos, me los inyecto en vena cual drogadicto en recaída  y durante días parecen ser lo único que soy capaz de escuchar. A quien quiera leerme, se los recomiendo como un médico recomendaría el ejercicio y la vida sana: imprescindibles para mejorar nuestra salud, en este caso, mental y espiritual. Da lo mismo coger alguna de sus obras maestras - ya las he citado antes - que irse a algunos de sus discos más recientes: "Roots to branches", "Catfish rising" o incluso su "Thick as a brick 2", publicado el pasado año, que les ha salido casi tan bueno como el primero. La cuestión es disfrutar con esas maravillosas melodías, unas veces cercanas al rock, otras a la música medieval, otras al blues, otras al folk. La mayoría de las veces mezclando todo eso sabiamente. Solo Jethro Tull han sido capaces de hacer algo así, y solo ellos son capaces de animarme en una triste y lluviosa mañana de enero, que comenzó algo melancólica. Aqualung, my friend...te debo más de una.



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